domingo, 6 de febrero de 2011

"Retratos a mi manera" Carmen Barea

Carmen, Carmen, Carmen. Tengo esta sección de mi blog un poco olvidada. Bueno, he de reconocer que todas. Hacerte un retrato a ti es difícil porque aunque te conozco desde hace bastantes años he descubierto en estas últimas semanas que sabía poco o nada de ti, y mucho menos de tu realidad, de tus vivencias, de tu interior. Aún así se trata de un retrato a medias porque ¿quién eres? ¿tú lo sabes realmente? ¿qué quieres?. Este boceto es subjetivo e incompleto. Tal vez el tiempo modifique algunas impresiones, o eso espero porque el reencuentro ha sido especial para ambas por una extraña conexión que me llena de energía.



¿Quién eres? Me incorporé a vuestro grupete de instituto tarde, en Segundo de Bachillerato y gracias a un viaje de fin de curso en el que conocí a una de mis grandes amigas, Eli. Siempre divertida, con algo ocurrente que decir y regalando risas. Por contra una personalidad débil que no entendía por aquellos tiempos, por falta de madurez tal vez, y supongo que por falta de confianza.

Ya por aquel entonces había momentos en los que te alejabas porque pensabas que te iba mejor mostrando tu escudo: el humor y escondiéndote tú, la verdadera Carmen, la que empiezo a conocer, la que tiene que conocerse. Nos vas a sorprender.

Es una pena pero de nuestros momentos de adolescencia y de un tú y un yo sólo se me vienen a la cabeza recuerdos grupales y tardes de estudio en casa de Eli. Luego te alejaste. No entendíamos por qué faltabas a nuestras citas y por qué te mostrabas distante. Sabíamos que pasaba algo pero no teníamos ni idea de tu realidad, la que conozco parcialmente ahora, la que me estremece y me ayuda a entenderte mejor. Aún así en ese enfriamiento yo pensaba que simplemente no te interesaba estar con nosotras e incluso llegué a sentirme incómoda en los encuentros casuales en los que teníamos que hablar de algo y no salían las palabras.

Ahora, años después volvemos a encontrarnos y romper el hielo ha sido difícil porque aunque aparentemente eres accesible, tu barrera emocional te pone freno. ¿Una tarde de café en mi casa con Frida? Estabas fría, no me quedé conforme. Así que tocaba una tarde de mandalas sin tener la menor idea de lo que iba a descubrir sobre ti, sobre tu pasado y sobre tu presente. No voy a contar aquí lo que no debo. Pero confieso que después de conocer algunos capítulos de tu existencia me he enfadado conmigo misma por no intentar indagar a tiempo, por no acercarte mi mano para ayudarte cuando lo necesitaste, por no ser una buena amiga y reducir tu dolor y sufrimiento. LO SIENTO.

Pero como dice el vídeo que no me canso de oír en momentos bajos y que te he enviado hoy “hay que dejar lo atrasado en el pasado” Vamos a vivir un hoy difícil, no lo voy a negar, pero positivo ¿por qué no? Somos jóvenes, con ganas de hacer cosas y de romper los imperativos sociales para vivir la vida que queremos y no la que está mejor considerada por los demás.

Un consejo: no soy quien para darlos porque ni siquiera sé que hacer con mi propia vida pero creo que te viene bien ver otras perspectivas de la situación. Tal y como te dijo Lola grita tu nombre de una vez, metafóricamente,claro.  No vale ponerse en medio de la Colonia a gritar como una loca. Está feo ¿no? Jajajaja Hablando en serio. Cree más en ti, en tu capacidad para hacer cosas y para cambiar tu mundo y sobre todo inténtalo. Aparca el miedo. Arriesga. No sabemos si va a salir bien o mal pero en la vida no hay ingredientes exactos para ningún menú. Te puede salir bien o mal. Lo máximo que te puede pasar es que tengas que volver a comenzar de nuevo ¿y qué pasa? Seguro que en el camino habrás aprendido un montón de cosas.

Te admiro porque: eres una luchadora nata que no reconoce su propio esfuerzo. Campo, hostelería, hogar ¡eres una valiente! Créetelo de una vez. Has hecho de todo para ganarte la vida. A pesar de las dificultades te has sacado tu carrera y entiendo que ahora estés en un punto raro, pero no te preocupes que habrá luz, aunque sea un simple reflejo. Agárrate a él.

Me sorprende: que tengamos en común algo que pensaba, sólo me pasaba a mí. Somos medio psicólogas y no somos capaces de aplicar en nuestras vidas todas esas cosas que sabemos o intuimos. ¿Ya es hora no?. Tienes un don especial para ayudar a la gente y tampoco te lo terminas de creer. Es una pena.

En el futuro me gustaría...me da igual si tienes el trabajo de tu vida o no, si conoces a un hombre fantástico, si te sobra o te falta el dinero. Lo que quiero es que la vida te compense por las injusticias a las que te ha sometido y que aprendas a valorarte, a quererte y a decir ¡aquí estoy yo!

Momentos vividos...no sé cuál elegir. Todavía hemos compartido pocos pero tu humor es terapéutico para mí, que también soy un caso digno de estudio. ¿Con qué anécdota me quedo? ¿Un café avellanado? ¿qué hace una cuchara en tu bota? ¿matamos a la mujer de Eddie?
Aún no tenía acabada esta entrada de mi blog y da la casualidad de que te pillo en un día bajo. Tengo que publicarlo ya, sé que te vendrá bien. La redacción no será la mejor pero espero que te sirva. No quiero acabar sin incluir mi vídeo preferido. Te aconsejo que lo veas cada vez que tengas un día como el de hoy ¡Hakuna Matata!  (no te angusties). ¡Ah! Tal vez sea precipitado decir esto, pero…TE QUIERO.

jueves, 3 de febrero de 2011

Los placeres prohibidos

Preparando mis clases particulares me he encontrado con un poema que tenía olvidado en un rincón de mi memoria. Recuerdo que cuando lo leí en mi época preuniversitaria me encantó por eso del romanticismo idealizado de la edad. Hoy día tengo un concepto muy diferente del amor, ni mejor ni peor, simplemente diferente pero he de reconocer que Luis Cernuda dejó para la posteridad unas palabras inmortales que no distingue entre sexos. Es genial.
Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo, dejando sólo la verdad
de su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.
Libertad no conozco sino la libertad de estar
preso en alguien
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina,
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor,
la única libertad que me exalta,
la única libertad porque muero.
Tú justificas mi existencia:
Si no te conozco, no he vivido;
Si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.