lunes, 10 de octubre de 2011

Llegó el momento, caen las murallas...

Me subí al coche y pensé que no iba a ser capaz, me quedé en blanco. Introduje la llave, arranqué y justo comenzaba esa canción que tanto me gusta por muy manida que esté. Sé que a veces las cosas ocurren por algo. Entonces me concentré en mis sensaciones (miedo, alegría, ilusión, euforia y…dos lágrimas, quizás más) y oí la letra, palabra a palabra al ritmo trepidante de los latidos de mi corazón.


Llegó el momento, caen las murallas

Va a comenzar la única justa de las batallas

No duele el golpe, no existe el miedo

Quítate el polvo, ponte de pie y vuelves al ruedo

Y la presión se siente, espera en ti tu gente

Ahora vamos por todo, te acompaña la suerte

(…)

Llegas aquí para brillar, lo tienes todo

La hora se acerca, es el momento

Vas a ganar cada batalla, ya lo presiento

Hay que empezar de cero para tocar el cielo

Ahora vamos por todo y todos vamos por ello

Mi casa dista de mi destino unos 10 minutos. Fueron suficientes para un feedback meteórico que comienza en diciembre, en una mudanza apoteósica con una decisión en firme. Comenzar de cero y sola. En cada punto de inflexión de mis experiencias vitales me había decepcionado y por fin tenía claro que en mi vida no caben cobardes incapaces de asumir riesgos en equipo.
Confieso, sin sentir vergüenza de ningún tipo, que es el momento de mi vida en el que más miedo he sentido, diría que pánico. Me acababa de quedar en paro, no tenía perspectivas de trabajo, un contrato de un año de alquiler por delante y asumir de nuevo que no siempre tenemos lo que merecemos. Además, es muy difícil ocultar la angustia cuando todos esperan de ti una sonrisa llena de optimismo.

Y esa sonrisa estaba ahí porque hay muchas personas que me llenan de vida cada día y me recuerdan sin palabras que soy una mujer muy afortunada.

Miro hacia atrás y parece que ha pasado una eternidad y no diez meses. Han sido tantas experiencias y acontecimientos…Tocaba empezar, con fuerzas, pero sin ánimo: clases particulares, vender relojes, complementos, monté un mercadillo con cosas usadas para sacar unos euros e incluso me aventuré diseñando camisetas sin tener ni idea de costura. Ahora, casualidades de la vida se han interesado por ellas en Estados Unidos e incluso cabe la posibilidad de exportar.

En esa inquietud y esa sed de hacer cosas, un día cualquiera imprimí todos los currículums que pude para centros comerciales y grandes superficies. Estaban falseados, sólo aparecía el Bachillerato. Era algo denigrante después de tanto esfuerzo pero, si reflejaba mi formación y experiencia real, no me iban a seleccionar en ninguna parte.

De repente, en una cola postrebajas, una señora me ve y me pregunta que de dónde soy, que tiene varias empresas, que mi imagen es impecable…comenzó mi andadura en Jorge Rubín, que luego se extendería a Antonia Butrón. Aventura que seguirá creciendo si me acompaña la suerte y trabajo duro.
Sin tener cerrado mi trabajo con Jorge Rubín, un día, paseando por la Calle Ancha, encontré a Juan José Marmolejo, candidato a la alcaldía por el PP en Sanlúcar. Seguí caminando pero mis alarmas saltaron. “Regli, estás perdiendo una oportunidad”, pensé. Así que ni corta ni perezosa me volví y le abordé, ofreciéndome para trabajar con el partido en la campaña electoral.

De mi experiencia con el equipo humano del Partido Popular de Sanlúcar me llevo muchísimas cosas que merecen otro relato. Pero si algo me fue útil en aquel momento de inseguridades fue ver cómo tanta gente creía en mí y depositaba su confianza en mi capacidad de trabajo, las ganas de hacer cosas y eso que tanto dicen que me define: el optimismo. Volví a amar mi profesión y a creer en la política (Existen salvedades evidentemente). Pero sobre todo volví a creer en mí y en mis posibilidades.

Un día, otra casualidad de la vida, en una reunión del partido con empresarios de Sanlúcar, hablaban de la importancia de Internet para los negocios hoy día. Intervine, conté mi experiencia con Jorge Rubín y con una colaboración que hacía con Habitantes y Gentes de Rota y allí estaba el empresario que me ha contratado ahora. Me pidió mi tarjeta, que yo no tenía. Le había gustado lo que yo había contado. Mientras se materializaba el acuerdo con Mercafrisa me contrataron para un trabajo puntual: redactar unos reportajes de turismo sobre Sanlúcar y Chipiona para una web de turismo, Trafalgar.net.

Esto no es más que un resumen de lo que pensé por el camino. Y es que, recomiendo que leáis El Alquimista, porque al final, cada pequeña cosa que hagamos en la vida influye decisivamente en la siguiente y todo encaja como un puzzle lleno de diminutas fichas, todas imprescindibles.

Llegué a mi destino llena de energía, todo salió a la perfección. Tenía que hablar de los nuevos proyectos de Mercafrisa. Me han encomendado un trabajo de gran responsabilidad y reunieron en una sala a toda la plantilla de trabajadores de la empresa. Ese proyecto es un gran reto, es mi reto.

Sin duda, como dice la canción, hay que comenzar de cero para tocar el cielo y, aunque se trate de una pequeña batalla ganada de la vida que pueda que pierda en cualquier otro momento, me siento bien. El miedo me sigue acompañando pero ya he aprendido, y es una frase que repito mucho, que ser valiente no significa no tener miedo sino sentirlo y aún así seguir adelante. Gracias a todos por confiar en mí.