domingo, 17 de enero de 2010

¿Estamos todos locos?


Si Don Quijote estaba loco. Todos padecemos esa “enfermedad” y os lo voy a demostrar.
Alonso Quijano no era más que un hombre dedicado a la lectura de Libros de Caballería. Tanto le gustaba ese mundo que lo idealizó y lo creyó cierto. No le importaba lo que todos le trataban de decir. Su pobre escudero, Sancho, intentaba hacerle ver que esos gigantes no eran más que molinos de viento. Pero ¿significa eso que tenía síntomas de locura?¿No es exactamente los que nos pasa a todos con el amor?
Resulta que desde pequeños leemos sobre este sentimiento tan propio de la condición humana. Nos venden un amor ideal, romántico, lleno de detalles, inmortal…y creemos que es cierto!! Fijaos. Como Don Quijote con sus Libros de Caballerías!!Pero a eso hay que añadirle que en los tiempos que corren se suman la televisión y el cine. Con esas películas de amor para siempre, de sentimientos inquebrantables, de sexo de verdad, donde se combinan el amor y la pasión… Y ni hablemos de las telenovelas. Tópicos típicos, típicos tópicos.
Y…bueno, nosotros después de ver con tanta naturalidad lo bonita que resulta una relación, en la que además una sucesión de acontecimientos intenta impedir siempre que los enamorados estén juntos pero donde al final el amor triunfa sobre todas las cosas, pensamos, igual que don Quijote, que eso es lo que vamos a encontrar fuera. Y no. Os lo digo desde ya. Vamos a curarnos de esa locura, que el amor es otra cosa, y bien distinta por cierto. De hecho siempre hay un Sancho en nuestra vida que nos intenta poner los pies en la tierra cuando vemos sentimientos y hechos heroicos del amado, donde nos los hay.
En definitiva Don Quijote sólo era un inconformista de la vida. Un héroe que luchó hasta el final por sus ideales y por lo que creía real. Pero, saben qué es lo que me da pánico más que miedo? Que al final, el Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha muere decepcionado. El escepticismo le hace ver que su verdad no era cierta y que no era el mundo que quería. A final de sus días, se había curado de su "locura".
¿Qué ocurre entonces cuando descubres que el amor no tiene nada que ver con lo que tú crees, que te defraudan tanto que hasta deja de interesarte, que no merece la pena luchar contra viento y marea? ¿Acabas muriendo por dentro como lo hizo Alonso Quijano? ¿O al final acabas aceptando que es algo distinto a lo que tú has soñado y que quieres? No esperen respuesta a esto. No la tengo.

2 comentarios:

  1. Estaba loco ¿y qué? nos gustaba mientras soñaba,mientras nos compartía su locura a la vez que odiábamos a Sancho como elemento disuasor.Nos dejó de gustar cuando se convertía en Sancho, motivo principal de que se acabara la novela,el hidalgo se acababa de antojar cuerdo y por lo tanto normal;es por eso que el final del libro nos enamoramos de Sancho y su atisbada locura.
    El amor mueve el mundo y el pecado capital de enamorarse no tiene redención.Benditos los locos de amor encantados de serlo,porque de ellos será el goce y disfrute del mundo,la experiencia última del amor y de la pasión revestidas ambas de un halo de sufrimiento,el germen mismo de la locura.
    Yo conozco ese amor y esa locura de la que escriben en los libros, a veces duele pero......¡existe!,y es maravillosa....

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  2. Me parece una entrada preciosa y muy digna de tu gran capacidad de percepción. Te animo a buscar tu locura personal, a dejarte llevar por las nuevas emociones que te depara la vida, que serán muchas y de muchas clases.
    Espero que seas más constante que yo con mi blog! De hecho, creo que voy a actualizar por amor propio...
    Nos vemos en la blogosfera!!

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