martes, 16 de marzo de 2010

Retales: Hablamos del dinero

El retal que os presto hoy pertenece al libro Martes con mi viejo profesor  de Mitch Albom, uno de mis preferidos. Habla sobre lo realmente importante. Ya os mostraré el texto que escribí cuando acabé de leerlo.
Del como llegó este libro a mis manos también es importante, porque me reafirma en mi hipótesis de que las cosas ocurren por algo.
Una gran amiga, Mariam, me regaló este libro por mi 25 cumpleaños. Me contó que esta historia de un hombre a punto de morir, le había hecho reflexionar mucho. Se lo regaló una amiga enferma de cáncer a quien a su vez se lo habían regalado. Su amiga murió y este libro significa mucho para ella ya que nunca podrá poner en práctica los consejos que ofrece.
Mi cumpleaños, como todo el mundo sabe (o eso espero, jeje) es en agosto. Pues bien, hasta abril del año siguiente, no antes ni después, no me acordé de que, en el cajón de mi mesita de noche estaba esperándome Morris (así se llama su protagonista). Y lo recordé de repente justo antes de hacer un viaje en un momento turbulento de mi vida.
Comencé a leerlo en el avión y me enganché con sus lecciones de vida. Continué leyendo por las calles de Valencia, esperando a que mi amiga Esperanza saliera de su trabajo.  De repente me dije "si tuviese un bolígrafo" subrayaría las frases que más me gusten (son las que están en negrita). Fue entonces cuando en medio de la calle, en una promoción de una marca telefónica ¡me regalaron un bolígrafo!. Desde ese momento estoy convencida de que este libro es mágico. El fragmento que comparto es uno de mis preferidos. Quien quiera leer el libro puede pedírmelo, aunque recomiendo compren uno y lo tengan en casa. Es una joya.

Ahí va mi retal de esta semana. Reflexionamos sobre el dinero:


Depositamos nuestros valores en cosas equivocadas. Y eso nos conduce a vivir unas vidas muy desilusionadas (...) A Morrie le habían agradado siempre los placeres sencillos: cantar, reír, bailar. Ahora, más que nunca, las cosas materiales significaban poco o nada para él. Cuando una persona muere, siempre se oye decir a alguien "No te lo puedes llevar a la tumba". Parecía que Morrie lo sabía desde hacía mucho tiempo.
- En nuestro país estamos practicando el lavado de cerebro en cierto modo- dijo Morrie con un suspiro-. ¿Sabes cómo se lava el cerebro a la gente? Repitiendo algo una y otra vez. Y eso es lo que hacemos en este país. Poseer cosas es bueno. Más dinero es bueno. Más bienes es bueno. Más comercialismo es bueno. Más es bueno. Más es bueno. Lo repetimos y nos lo repiten, una y otra vez, hasta que nadie se molesta siquiera en pensar lo contrario. La persona media está tan obnubilada por todo esto que ya no teine una visión de lo que es verdaderamente importante.
"En mi vida me encontraba por todas partes con personas que querían engullir algo nuevo. Engullir un coche nuevo. Engullir un bien inmobiliario. Engullir el último juguete. Y después querían contártelo. "¿A qué no sabes lo que tengo? ¿A que no sabes lo que tengo?
¿Sabes cómo he interpretado eso siempre?  Estas personas tenían tanta hambre de amor que aceptaban sucedáneos. Abrazaban las cosas materiales y esperaban que éstas les devolvieran el abrazo de alguna manera. Pero eso no da resultado nunca. Las cosas materiales no pueden servir de sucedáneo del amor, ni de la delicadeza, ni de la ternura, ni del sentimiento de camaradería.
"El dinero no sirve de sucedáneo de la ternura, y el poder no sirve de sucedáneo de la ternura. Te puedo asegurar, como que estoy aquí sentado muriéndome, que cuando más lo necesitas, ni el dinero ni el poder te darán el sentimiento que buscas, por mucho que tengas de las dos cosas. (...)
En este país hay una gran confusión entre lo que queremos y lo que necesitamos- Dijo Morrie-. Necesitas comida: quieres un helado de chocolate. Tienes que ser sincero contigo mismo. No necesitas el último coche deportivo, no necesitas la casa más grande.
"La verdad es que estas cosas no te dan satisfacción ¿Sabes qué es lo que te da satisfacción de verdad?
- ¿Qué?
- Ofrecer a los demás lo que puedes dar.
- Pareces un boy scout.
-No me refiero al dinero, Mitch. Me refiero a tu tiempo. A tu interés. A tu capacidad para contar cuentos. No es tan difícil. Cerca de aquí han abierto un centro para ancianos. Allí acuden docenas de personas mayores todos los días. Si eres un hombre o una mujer joven y tienes unos conocimientos, te invitan a que vayas por allí y les enseñes. Suponen que sabes informática. Vas allí y les enseñas informática. Te reciben muy bien. Y te lo agradecen mucho. Así es como empiezas a recibir respeto, ofreciendo algo que tienes.(...)
- ¿Recuerdas lo que te dije de encontrar una vida llena de sentido?. Lo escribí, pero ahora lo puedo repetir de memoria: Dedícate a amar a los demás, dedícate a la comunidad que te rodea y dedícate a crear algo que te aporte un norte y un sentido. Advertirás-añadió- que aquí no se dice nada de un sueldo. (...)
-Mitch, si lo que quieres es presumir ante los que están en la cumbre, olvídalo. Te despreciarán de todos modos. Y si lo que quieres es presumir ante los que están por debajo, olvídalo. No harán más que envidiarte. Un alto nivel social no te llevará a ninguna parte. Sólo un corazón abierto te permitirá flotar equitativamente entre todos.
Hizo una pausa y me miró
- Me estoy muriendo, ¿no es así?
- Sí
- ¿Por qué crees que es tan importante para mí oír los problemas de otras personas?¿Acaso no tengo bastante dolor y sufrimiento propios? Claro que los tengo. Pero lo que me hace sentirme vivo es dar a los demás. No es mi coche ni mi casa. No es mi aspecto cuando me miro al espejo. Cuando doy mi tiempo, cuando puedo hacer sonreír a alguien que se sentía triste, me siento todo lo sano que puedo sentirme.
Haz las cosas que te salen del corazón, cuando las hagas no estarás insatisfecho, no tendrás envidia, no desearás  las cosas de otra persona. Por el contrario, lo que recibirás a cambio te abrumará.

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